martes, 23 de noviembre de 2010

Crónica de una pieza perdida en el Lope de Vega y hallada por un miserable

He dado mil vueltas al modo de encabezar esta entrada en el blog… estoy en uno de esos momentos en los que las potencias del sentimiento rara vez favorecen la precisión.

En estos últimos días he llegado a la conclusión de que la vida es algo así como un puzle en el que hay que ir encajando las piezas poco a poco. No sé si recordarán su infancia cuando faltaba una pieza y tras horas de búsqueda lograban encontrarla y encajaba perfectamente… en ese instante se producía un sentimiento de satisfacción, casi placentero,  se producía un <<ahora puedo seguir adelante, todo encaja>>.

Esto fue lo que sentí el sábado pasado cuando asistí en el Teatro Lope de Vega (Madrid) al musical de Los Miserables. Esa pieza que estaba perdida, fue encontrada y colocada en su lugar… todo encajó, todo podía seguir adelante a partir de ese día.

Mi relación con la novela de Víctor Hugo viene de largo y ha estado ligada a momentos duros… siempre ha sido una tabla a la que aferrarse en la tempestad. La leí por primera vez a los quince años y diez años después me he reencontrado con ella a modo de musical… de nuevo en otro de esos golpes que da la vida.

Una pieza se había perdido, el puzle había quedado paralizado y casi abandonado… no había razones para seguir buscando esa pieza… y sin esperarlo, las expectativas  depositadas en este musical se convirtieron en realidades… la pieza encajó con la voz de cada uno de los actores, con cada acorde, con cada cambio de escena, con cada foco dirigido,… y surgió esa sensación, como una calidez interna, como un susurro que decía <<ahora que todo encaja, sigue adelante>>. Y es el momento en el que Gerónimo Rauch entona “Sálvalo” cuando todo queda paralizado, suspendido, conteniendo el aliento, tan vacío como lleno, al borde de la nada empujado por el todo… en la voz de Gerónimo Rauch todo cobra sentido: la redención, el perdón, la venganza, la lucha, la revolución, la paz, la muerte, el amor… toda miseria humana cobra sentido y es elevada como lo más bello de la Creación.

Cada aplauso, cada lágrima derramada, cada “¡bravo!”, fueron la manera en la que firmé mi compromiso con ese <<seguir adelante>>… habrá siempre piezas que falten, habrá siempre barricadas por construir… pero siempre habrá “miserables” a los que recurrir.



***
No sé mucho de música, tampoco de teatro; no tengo nada que ver con la empresa, ni con la compañía que han sacado adelante este musical… tan sólo soy una espectadora (llámenme fan si alguno quiere hacerlo) que en un fin de semana decidió hacer cinco horas en autobús para ver dicha representación. Por lo tanto, no he hecho ni una crítica ni una alabanza, sólo he expresado lo que me hizo sentir.

2 comentarios:

  1. Me gustan mucho tus palabras y me alegra q hayamos generado esto en ti. Espero q puedas volver a disfrutaría.

    Gerónimo Rauch

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  2. Mil gracias Gerónimo!!! Un placer siempre! Y mil gracias :)

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