sábado, 6 de noviembre de 2010

De las redes sociales

Siempre le he guardado un gran respeto a las redes sociales y me he mantenido en una distancia medianamente participativa. Sin embargo, en los últimos tiempos y por cuestiones que no vienen al caso me hallo inmersa en la absorvente vorágine informática que consume mis horas de una manera bastante absurda.

Pero en este momento me niego a repetir los tópicos típicos que circulan sobre las redes sociales.

Uno no sabe que es ser miembro de una red social hasta que no crea un grupo en Facebook y este tiene una mediana repercusión. Erigirse en "administrador" es algo así como erigirse en "popular" en una serie de instituto de segunda televisada en un canal infantil.

Lo más sorprendente es cuando en ese grupo entras en contacto con gente con la que jamas habrías cruzado una palabra su te la hubieras tropezado en mitad de la calle, pero que por casualidades de la vida os une (por ejemplo) un gusto común. Se intercambian ideas, chistes, anhelos, risas,... y comienzan a surgir las primeras "complicidades". Por arte de "birlibirloque" haces el salto de la media noche de cháchara con personas que están a unos cuantos "cienes" de kilómetros... y poco, a poco, te conviertes en una "chatcólica".

No sé si es un problema lo que tengo, pero realmente me lo paso pipa y estoy de mejor humor... acaso es un problema necesitar pasar un buen rato charlando con alguién de las pequeñas fruslerías del día a día aunque sea tecleándo? Ojalá todos los problemas fueran así.

Por mí, chapeau por las redes sociales

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