jueves, 28 de octubre de 2010

De lo humano


Sobre los tejados parduzcos las primeras nubes grises de la temporada. En las ventanas, las persianas caídas como párpados somnolientos se levantan lentamente anunciando que es demasiado tarde para despertar y demasiado temprano para quejarse.

Y vuelve el mismo pensamiento de siempre: nada se ha movido de su sitio pero todo ha cambiado profundamente... para el que nació, para el que murió, para el padre y la madre, para aquellos que nunca pensaron en odiarse, para aquellos que nunca se amaron y nunca lo harán...

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