sábado, 23 de octubre de 2010

Síndrome de Stendhal


Una nota que suena y se prolonga durante unos segundos. Un gesto imperceptible de unas grandes manos. La suavidad de una mirada del intérprete hacia la platea. Algo que no se sabe exactamente lo qué es pero desestructura tu propia existencia, que lo cambia todo dejándolo tal y cómo estaba.

¿Por qué?

Nadie lo sabe. El corazón se acelera, la garganta se seca, las manos frías comienzan a sudar,... el vértigo ante lo desconocido no es comparable. No es miedo, ni amor, no es pánico, ni admiración.
Sólo es la necesidad de volver a escuchar esa nota, a ver ese gesto, esa mirada...




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