domingo, 16 de enero de 2011

Conversaciones absurdas de una familia durante la cena con consulta enciclopédica incluida


-“¿Qué vamos a cenar esta Noche Buena?”- preguntó la madre a sabiendas que la respuesta iba a ser más que evidente… y a pesar de ello, y sin permitir objeción ni contestación alguna apuntilló - “podríamos cenar como las grandes familias: capón!”
Las otras siete personas sentadas a la mesa en aquella cena cotidiana volvieron sus rostros al unísono al oír la palabra <<capón>>.
-“Mamá, ¿capón? ¿Y eso a que viene? ¿Y qué puñetas es un capón?”- indagó el hijo y seguidamente se introdujo un trozo de tortilla de patatas en la boca.
-“Pues una capón es un pollo con plumas distintas”- apunto elegantemente la abuela mientras untaba un trozo de pan con mayonesa.
En ese preciso instante el padre enarcó la ceja y meneó la cabeza de un lado a otro a modo de negación tal y como solía hacer cuando escuchaba algo “demasiado” raro, y después dirigiendo su mirada al abuelo, suspiró y siguió pinchando con energía sin cazar ni una sola hoja de lechuga.
-“Abuelita, yo creo que un capón no es un pollo con plumas especiales”- contestó la hija con su típico tono de intelectual sabiondilla – “creó que en clase nos pusieron un documental en el que salía una escena sobre capones, y ni mucho menos tenía que ver con las plumas del pobre pollo”
-“Vamos a ver, ¿se puede saber que le hacen al pobre pollo?”- preguntó finalmente una de las tías allí presentes.
-“Pues caparlo, que le van a hacer al animalico”- contestó finalmente el padre.
El abuelo seguía a su haber escuchando la radio… pero el resto de la familia estalló en ese momento en una sonora carcajada.
-“Anda, que menudo carnicero tengo: me tenía engaña’ viva!”- dijo la abuela apunto de atragantarse.
-“Niña, niña… mira a ver que pone en el diccionario”- dijo el hijo a su hermana y esta diligentemente y a pesar de que aun no había acabado con el postre se levantó de la mesa y sustrajo de la estantería un tomo de la enciclopedia y comenzó a leer en voz alta:
-“capón1.
(Del lat. vulg. *cappo, por capo, -ōnis).
1. adj. Dicho de un hombre o de un animal: castrado. U. t. c. s.
2. m. Pollo que se castra cuando es pequeño, y se ceba para comerlo.
3. m. coloq. Golpe dado en la cabeza con el nudillo del dedo corazón.
¡Está claro! ¿no?-
Fue este el momento en el que comenzaron las divagaciones absurdas y los juegos de palabras entre los dos hermanos: que para qué querrían cortarle los “pendientes reales” al pollo, que si se les puede llamar pollo eunuco o pollo castrati, y como cantaría ese pollo castratí, que si entonces la gallina Caponata habría sufrido algún trauma parecido en su infancia, ….
Finalmente se decidió que el pollo que se cenase en Noche Buena hubiese tenido todos sus miembros en su sitio hasta su muerte, que por lo menos hubiera sido mínimamente feliz… dentro de sus posibilidades de pollo, lo mismo que hubiera sido el calamar hasta que fue pescado, dentro de sus posibilidades de calamar…
Así que a partir de ese momento la familia se convirtió a un nuevo modo alimenticio, no vegetarianos, ni frutarianos, no leches en vinagres… sólo consumiría animales que no hubiesen pasado por traumas infantiles relacionados con sus órganos genitales… se convirtieron en: “genitalianos”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

.